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Un nuevo tipo de electrodos evita efectos adversos y puede frenar Alzheimer.

 

Una nueva técnica de estimulación cerebral profunda que dirige la corriente a zonas concretas aumenta los beneficios del antiguo sistema, no direccional, evita los efectos adversos en pacientes con Párkinson, temblores o distonía, y frena el desarrollo del Alzheimer en sus estadios iniciales.

La estimulación cerebral es un procedimiento quirúrgico que se utiliza hace más de 20 años y que consiste en introducir unos electrodos en el cerebro para tratar una variedad de síntomas neurológicos invalidantes en enfermedades como el Parkinson, la distonía o los temblores.

Ahora, sin embargo, los neurólogos disponen de un nuevo tipo de electrodos que permiten direccionar la corriente que se administra dentro del cerebro, lo que permite, por un lado, tener un «efecto terapéutico», por ejemplo haciendo desaparecer el temblor en el caso del Párkinson y, a la vez, que disminuyan los efectos adversos», según ha explicado en rueda de prensa el neurólogo del Hospital Clínic de Barcelona, Francesc Valldeoriola.

Con el antiguo sistema, el campo eléctrico de los electrodos era circular y no distinguía direcciones, por lo que se podían estar estimulando algunas fibras que provocaban efectos adversos, como por ejemplo cambios en el comportamiento de los pacientes.

Además, según el neurocirujano del Hospital de Bellvitge Jordi Rumià, este nuevo tipo de electrodos permite «incluir a más pacientes», ya que se amplía el tipo de patologías que tratar, incluyendo las enfermedades psiquiátricas, como el trastorno obsesivo compulsivo.

«Ahora tenemos una gran innovación: la técnica quirúrgica es la misma, pero lo que varía es el electrodo, que es segmentado, es decir, está dividido en tres partes y permite activar una, dos, o las tres para dirigir la corriente hacia donde quieras», ha detallado Valldeoriola.

Según el neurólogo, «de los 10 pacientes que se han tratado con estos nuevos electrodos, 7 se han beneficiado mucho de este cambio de direccionalidad y han podido mejorar su cuadro clínico, a la vez que han desaparecido los efectos adversos que estaban provocando, como el trastorno del habla o del comportamiento».

Aunque Valldeoriola ha destacado que los resultados de esta nueva técnica en el Alzheimer «no parecen ser muy positivos», ya que no ha revertido los efectos causados por la enfermedad, un ensayo clínico llevado a cabo en Canadá plantea que sí puede frenar el avance y desarrollo de la patología.

El neurocirujano canadiense Andrés Lozano ha explicado que ensayará esta nueva técnica con 120 pacientes con Alzheimer pero que, con una prueba piloto con alrededor de 50 pacientes, ha logrado «frenar la enfermedad y notar una mejoría en los pacientes en la progresión del Alzheimer».

Los pacientes deben haber sido diagnosticados hace uno o dos años porque en fases muy avanzadas de la enfermedad resulta imposible poder estimular los circuitos del cerebro.

«Lo hemos estudiado con un numero pequeño y ahora queremos ver si es cierto en un estudio más grande», ha subrayado Lozano, que ha asegurado que implantando dos electrodos, uno en cada hemisferio del cerebro y «estimulando los circuitos se puede reactivar el consumo de glucosa».

Según el neurocirujano, los pacientes «notan que se mantiene el nivel donde estaban», ya que con esta enfermedad pierden las habilidades cognitivas, y en muchos de ellos han podido «poner el freno a la enfermedad y mantenerse en un nivel más alto durante más tiempo».

«Es algo muy importante porque hasta ahora no había nada que pudiera frenar la enfermedad para que no progresase», ha concluido Lozano. 

 

 

EFE

Fuente: www.lavanguardia.com